Hoy a las 12:17 a.m. antes de acostarme programé la alarma de mi celular para las 5:30 de la mañana, quería ver el talento de la selección sub-17 del que tanto se habla en los diarios locales; a la hora establecida el celular empezó a chillar y vibrar, no quise levantarme al primer intento, pero luego de diez minutos se repitió la alharaca (no había contado con las repeticiones de la alarma), lo dejé pasar nuevamente e intenté dormir, el partido comenzaba a las 6:00 y eran 5:40, cuando comenzaba a soñar nuevamente, la alarma me despertó por tercera vez, aqui decidí que era momento de levantarme, con el frio mañanero (este invierno es uno de los más crudos que he visto en Lima), caminé hasta la sala y me eché en uno de los sillones, encendí la tele y los ví cantando el himno nacional, sentí ganas de acompañarlos (viejos rezagos de la época escolar) pero me di cuenta de que todos estaban durmiendo, mi madre me preguntó si era yo el que había encendido la televisión, le contesté afirmativamente, me dijo que llamara a mi padre pero como yo estaba en camino de la cocina ella se levantó para hacerlo, al abrir la puerta se encontró con mi padre que también se habia levantado para presenciar el partido, nos sentamos y comenzó el espectáculo.
Debo admitir que no había visto antes a Perú ordenado, preciso y con ganas de ganar, acostumbrado a la selección de mayores donde pareciera que todos tienen miedo de hacer algo más, me sorprendió el coraje de los chicos de la sub-17, había ocasiones, había intentos, habían ganas, pero no había un gol que reflejara todo eso, en momentos pude observar que Perú se adueñaba de la cancha y Costa Rica se dedicaba a defenderse sin más ante el continuo ataque peruano, me sorprendió y me enorgulleció, siempre le había restado a importancia a las selecciones de menores pero esta vez debo admitir que se me olvidó por completo esto y vibré con cada pase, con cada tiro al arco con cada llegada y con cada despeje, pude ver en estos chicos el ansia de ganar que tanto hace falta en este país.
Transcurrian los minutos y parecía que el marcador terminaba igualado, había sido un buen partido, pero me marchaba con la bronca de no haber podido ganar, faltaban cinco para el final y Perú sentía el desgaste físico, Costa Rica se lanzaba al ataque y parecía dispuesto a adueñarse del balón completamente, el trámite del partido se convirtió en un juego de dados donde el que tuviese la suerte de un error contrario ganaría, me angustiaba saber que tal vez perderíamos, pero un tiro libre cambió ese temor en desesperación por el final, un tiro libre que fue enviado al fondo por Carlos Bazalar quien también anotó en el partido contra Corea del Sur, una gran alegría para todos los peruanos, definitivamente ese gol le cambió el sabor a mi día.
Terminó el partido, apago la tele y enciendo la radio, la alegría de la victoria me acompaña, sé que va a ser un buen día a pesar de todo.
Debo admitir que no había visto antes a Perú ordenado, preciso y con ganas de ganar, acostumbrado a la selección de mayores donde pareciera que todos tienen miedo de hacer algo más, me sorprendió el coraje de los chicos de la sub-17, había ocasiones, había intentos, habían ganas, pero no había un gol que reflejara todo eso, en momentos pude observar que Perú se adueñaba de la cancha y Costa Rica se dedicaba a defenderse sin más ante el continuo ataque peruano, me sorprendió y me enorgulleció, siempre le había restado a importancia a las selecciones de menores pero esta vez debo admitir que se me olvidó por completo esto y vibré con cada pase, con cada tiro al arco con cada llegada y con cada despeje, pude ver en estos chicos el ansia de ganar que tanto hace falta en este país.
Transcurrian los minutos y parecía que el marcador terminaba igualado, había sido un buen partido, pero me marchaba con la bronca de no haber podido ganar, faltaban cinco para el final y Perú sentía el desgaste físico, Costa Rica se lanzaba al ataque y parecía dispuesto a adueñarse del balón completamente, el trámite del partido se convirtió en un juego de dados donde el que tuviese la suerte de un error contrario ganaría, me angustiaba saber que tal vez perderíamos, pero un tiro libre cambió ese temor en desesperación por el final, un tiro libre que fue enviado al fondo por Carlos Bazalar quien también anotó en el partido contra Corea del Sur, una gran alegría para todos los peruanos, definitivamente ese gol le cambió el sabor a mi día.
Terminó el partido, apago la tele y enciendo la radio, la alegría de la victoria me acompaña, sé que va a ser un buen día a pesar de todo.