Te amé, con errores, tontamente pero así fue este sentimiento descarnado que aún sigue incrustado en mi corazón, me hago daño al avivar las brasas que quedaron a la espera tanto tiempo pero siento que no puedo hacer más, el aguijón que clavaste en mí aún sigue destilando su contenido en dosis ya no tan medidas y arrancármelo dejaría una herida mortal.
Te amé como un niño, traté de ser todo lo que imaginé que deseabas y terminé convertido en un dictador emocional que quiso doblegar la realidad a mi equivocada idea de tu felicidad, te encerré en aquella circunferencia de la cual yo era el círculo que la delimitaba y ni me detuve a pensar en si querías estar dentro.
Te amé con locura, con desquiciada terquedad e inusitada tenacidad y aún ahora que ha pasado tanto tiempo los anclajes de este sentimiento siguen perennes en mi mente, de cuando en cuando vuelvo a sostener de ellos mi esperanza de volver a estar junto a ti aún a costa de saberla infundada e irreal.
Te amé extrañamente porque este amor cobró existencia aparte, creció y maduró, se adaptó a las circunstancias como un virus a su entorno y redefinio su origen, su motivo de ser y su objetivo.
Te amé y aún ahora no sé si te amo o solo es el eco de un sentimiento tan fuerte que sigue resonando en lo profundo de mis sentimientos, si esto ya forma parte intrínseca de mi y tendré que vivir así por siempre, extrañándote.
sábado, 25 de agosto de 2012
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