domingo, 7 de enero de 2007

La noche de mañana

Mientras me revuelvo lo más silenciosamente posible en mi cama leyendo a Bryce Echenique, me viene el recuerdo de una Tere Mancini que me imagino tener a poco más de una cuadra de distancia, estará durmiendo supongo inocentemente, porque al pensar en tí hay que hacerlo con inocencia, escucho pasos en el patio junto a mi cuarto, falsa alarma, (supongo que si me encontraran a las tres y media de la mañana despierto con un libro bajo los ojos me llamarían la atención con frases como: "Mañana tienes que ir a estudiar", "Te estás matando la vista leyendo hasta tan tarde", "Mañana vas a ir cansado a la academia" y muchas más que ya no recuerdo porque hace mucho tiempo que fue la última vez que me encontraron leyendo un libro de madrugada, no porque no leyera sino porque me mudé de cuarto a uno más lejano al de mis padres), sujeto el libro con ansias y me vuelvo a internar en el mundo del Country Club, del hotel Los Ángeles y en el mundo de mi Tere Mancini que en este caso se llama Diana Guerrero, yo era cerveza helada y tú champagne francés y a mi que diablos me interesa Tere Atkins, yo sólo quiero a Diana Mancini, miro mi reloj, el cansancio en la vista me hace demorarme tres segundos en descifrar la hora en la hermosa corona de mi reloj (buen gusto el de mi padre, seguramente si hubiese sido yo él que me hubiese elegido exactamente el mismo reloj no hubiese sido igual de lindo, igual de envidiado), comprendo entre sueños que hay un libro bajo mi espalda y un reloj en mi muñeca pero ya falta poco para levantarse y tú tienes la suerte de poder dormir un poco más que yo, aunque gustosamente te cedería cada noche las pocas horas que le dedico al sueño para que tú puedas dormir un poco más, tan bien que te sienta dormir bastante, (en realidad te sienta bien todo lo que hagas) así tambien podría leer un poco más y también dormir un poco más en clase y creo que un poco más de todo no hace daño verdad, saco el libro de debajo de mi espalda y lo tiro al suelo, total, falta poco, poquísimo en realidad para volver a recogerlo, y tú estás durmiendo sin poder escuchar todo lo que no puedo decirte ni ahora ni en las tardes que converso contigo, buenas noches mi amor, duerme todo lo que yo no he podido, recordándote y recordando a Tere Mancini, la cual casualmente me recuerda insanamente a tí.

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